jueves, 27 de marzo de 2014

Manfredo, de Lord Byron

por Bela

   No sé cómo he podido terminar este libro, y no hablo por lo extenso que es, al revés, sino por las emociones y sentimientos que despertaba en mí. Cada vez que leía una parte de un acto, paraba y recapitulaba, recordaba lo sucedido en el libro y cómo me afectaba. No es un simple libro, son millones de inquietudes que Byron expresa en forma de una obra literaria. Y mi gran pregunta es: "¿Por qué Lord Byron escribiría esta obra en forma teatral sabiendo que no iba destinada a la representación?"

   Manfredo es un noble que ya ha dejado su juventud muy atrás. Su vida se desliza entre los remordimientos por acciones pasadas y el dolor que ello le proporciona. Quizás la muerte de su amada Astarte está relacionada con el sentimiento de culpa que tiene nuestro protagonista, sentimiento que no le deja seguir adelante. Por ello, Manfredo decide llamar a sietes espíritus, a los que pide dejar de sentir tal dolor. La sorpresa llega cuando los espíritus le dicen que no pueden hacerlo, que ellos solo tienen el control del mundo material. Nuestro querido Manfredo desafía al destino y a los poderes celestiales para escapar de la culpabilidad que lo ahoga a lo largo de tres actos.

   Nos situamos en mitad del Romanticismo, con uno de los autores británicos más destacables de dicho movimiento, Lord Byron. Manfredo es un poema dramático escrito entre 1816-1817, justo después del fracaso del matrimonio entre Byron y Annabelle Millbanke, quien acusaba a Byron de haber tenido una relación incestuosa con su hermana Augusta Leigh. En este momento, Byron se había exiliado de Inglaterra y vivía en Suiza, por ello la localización de esta obra en los Alpes.

   Más de una lágrima he derramado leyendo este libro, porque el sentimiento de culpabilidad que ahoga a Manfredo se acabó convirtiendo en un sentimiento de ahogo para mí. Te acabas convirtiendo en parte de la obra, y necesitas deshacerte del remordimiento y del dolor que llevas dentro. Acabas siendo el personaje principal ¿Qué hacer cuando los daños superan a los años vividos y no sabes cómo escabullirte de ellos? ¿Cómo vas a lograr escapar de tu peor enemigo si en realidad eres tú, que te culpas por todo lo sucedido?

   Es de los pocos escritores, por no decir el único, que hace que me sienta identificada con cada palabra que ha escrito, aunque nos separen dos siglos de vida. Byron hace que me sienta comprendida por alguien. Es como si me dijese que no estoy sola en este mundo. Su obra, Manfredo, es de los mejores libros que he leído en mis casi 17 años de vida, y eso que no he leído pocos. Nunca compartí sentimientos tan profundamente con un libro hasta que este llegó a mis manos, un 15 de diciembre de 2013, después de años buscando una obra de Byron. Había leído poemas suyos sueltos por internet, lo que me hizo replantearme conseguir un libro suyo. ¿Por qué? Porque su don de la palabra y el cómo se expresa hizo que me enamorase de su forma de escribir rápidamente.

   La vida nos sonríe a unos menos que a otros y, en ocasiones, sentimos ese nudo en el garganta, esa sensación de ahogo y lloramos por dentro. Sí, por dentro, porque sufrimos tal dolor que no sabemos cómo exteriorizarlo. Y eso es de lo que habla Manfredo, del dolor, de la culpabilidad, del remordimiento, y sobre todo, de lo mucho que ansiamos salir de ese estado de dolor continuo.

   Hay una cita del libro que me tiene realmente enamorada:
 Por tu corazón de hierro y tu sonrisa de víbora, por tus ardides fatales, por tus miradas engañosas, por tu alma hipócrita, por tus artificios seductores y tu falsa sensibilidad, por el placer que encuentras en el dolor de los otros, por la fraternidad con Cain, vengo a condenarte a que seas tú mismo tu propio infierno. (Manfredo, 2006: 8)
   Me he informado un poco sobre este maravilloso libro y he leído que el compositor Schumann lo adaptó en una obra de tres actos. Otros compositores siguieron los pasos de Schumann para adaptar el libro en obra musical, pero esta adaptación es la que hace que mis sentimientos fluyan:



   Cuando encuentras un libro que te hace encajar, sabes que no lo olvidarás jamás, que siempre permanecerá grabado en tu memoria como si de un tatuaje se tratase. Y estoy segura de que es lo que me va a pasar con esta joya de la literatura.