martes, 9 de febrero de 2016

 Dentro de nuestras diferencias

 ANDREA ESTRELLA ARIAS DÍAZ

¿Qué ocurre?

    Nos enfrentamos a una situación que afecta a todos los seres humanos sobre la faz de la Tierra. Sufrimos la normalización del dolor y de actitudes atroces. A diario, los medios de comunicación nos muestran horrores y nos enseñan (más bien, introducen sin permiso) imágenes, valores, formas, seres. Vemos y oímos noticias sin apenas pestañear: víctimas de la violencia de género, refugiados, civiles fallecidos a causa de guerras que no quieren, maltrato animal, destrucción del planeta, pobreza extrema, enfermedades que arrasan con poblaciones...

    Esto es lo que ocurre (tan solo una pequeña parte): hoy en día, hombres y mujeres no son considerados como iguales. La educación y otros muchos factores desarrollan este pensamiento que puede terminar en tragedia. Sobre el hombre, se apoyan formas de comportamiento que acatar para “ser normal”. Sobre la mujer, maltratos, prejuicios, estereotipos, insultos (que al tratarse de hombres se vuelven piropos), trabajos, sueldos bajos, formas de comportamiento, de ser, de vestir...

    Lo que ocurre es que vemos en la televisión  que 2015 fue el año con más muertes por la violencia de género y en 2016 ya van dos, tres, cuatro... y lo aceptamos, como si no pudiésemos cambiarlo. Vamos a la aldea de comida familiar en Navidad y la mesa es recogida por las mujeres únicamente. Que una adolescente no pueda andar sola de noche por calles poco transitadas es vergonzoso. Nos encontramos con las manos al cuello y esta asfixia no debe continuar más.

¿Qué culpa tienes tú?

Yo, al haber sido educada de esta forma, seguramente introduzca valores dañinos, prejuiciosos y perjudiciales a los demás. Tengo la culpa de no haber recriminado comportamientos estúpidos. Así, soy víctima de mis propios malos actos. La culpa recae sobre todos, igual que las consecuencias. Nosotros somos los que todavía no hemos cambiado esto.

¿Qué haces para evitarlo?

    Para cambiar esta situación debemos instruirnos en el feminismo y buscar la igualdad, eliminar prejuicios*, ofrecer ayuda a las víctimas, recriminar o denunciar malas conductas o formas de pensar, negarnos a condiciones injustas y estereotipos, luchar por lo que se nos niega, buscar y buscar salidas...

    En definitiva, para evitarlo debemos actuar. ¿Qué prejuicios debemos de eliminar? Aquellos que son dañinos hacia la integridad de alguien. Pensamientos que no nos hacen progresar, sino estancarnos en ideas sin fundamento. Como bien puntualizó Felisa:
  “Es absolutamente imposible encarar problema humano alguno con una mente carente de prejuicios.”  Simone de Beauvoir.
      Por supuesto, la eliminación total de los prejuicios no va a ser posible. Pero dentro de esto, debemos intentar entender y profundizar. Dentro de nuestras diferencias, debemos de encontrar la igualdad, la igualdad en la diferencia.