jueves, 8 de febrero de 2018

Derribando mitos sobre la mujer medieval

LUCÍA GÓMEZ FERNÁNDEZ

   El pasado miércoles 24 de enero tuvimos el placer de recibir en el IES Ánxel Fole a Tania Vázquez García, graduada en Lenguas y Literaturas Modernas en el itinerario de Filología Románica, con la mención de Premio Extraordinario por la Universidad de Santiago de Compostela. Su trabajo de Fin de Grado, Los géneros dialogados en la literatura románica medieval, recibió la máxima calificación y el IX Premio a la Calidad Lingüística del Servicio de Normalización Lingüística de la USC en el área de Artes y Humanidades. Actualmente participa en el proyecto “Prosa Literaria Gallega Medieval” del Centro Ramón Piñeiro para la Investigación en Humanidades y continúa formándose en el ámbito de la literatura medieval. Pudimos asistir a una interesantísima conferencia, “Mujeres medievales en el noroeste peninsular, mitos y realidades”, en la que derribó la imagen que teníamos de la mujer en dicha época.

   Inferior, débil y subordinada al hombre, así nos han presentado siempre a la mujer de la Edad Media, pero, ¿se corresponde esta imagen con la realidad? La ponente nos demostró que no. Es cierto que en algunos textos (Las siete partidas de Alfonso X o Primera Carta de San Paulo a los Corintios) se trataba a la mujer como un ser malo por naturaleza, con tendencia al engaño, débil… Asimismo, no se le permitía ser testigo en juicios, quedando al mismo nivel que los siervos, niños menores de catorce años y delincuentes (y, obviamente, esto no es una imagen muy positiva). No obstante, como la propia Tania Vázquez señaló: “La literatura es literatura y no todo tiene por qué ser real". Un ejemplo de esto es el caso de Ouroana, una mujer que en 1232 estableció su propio testamento, o Tereiga Eanes, que en 1281 vendió un terreno. La existencia de dichos acontecimientos permite suponer que el paradigma de la mujer medieval no es completamente realista.

   Siguiendo en el plano de la literatura, existen muestras de textos totalmente opuestos a los nombrados anteriormente: Christine de Pizan, en su obra La cité des dames,  reivindica para la mujer las mismas capacidades que para el hombre. A mí, en lo personal, me parece muy interesante esta manifestación feminista, pues entonces no debía de ser nada sencillo publicar una obra (y seguramente menos con esa temática). Por otra parte, me parece muy triste que en los libros de texto no haya constancia de esta autora (ni de muchas otras), ya que propicia la subsistencia de la tan errónea percepción que tenemos de las mujeres en aquel momento.

   Lo que más me sorprendió de las mujeres del medievo es que tuvieran acceso a la educación. La falta de instrucción es probablemente uno de los mitos más extendidos, y descubrir que es falso fue una grata sorpresa para mí. Es cierto que no tenían todas las facilidades, pero en el ámbito urbano sobre todo, podían formarse para realizar algún trabajo (lo que derriba a su vez la creencia de que se limitaban a hacer las labores del hogar) o gracias al ámbito religioso. 

   Otro mito refutado por la ponente fue el referente a los matrimonios concertados. A pesar de que se difunde la idea opuesta, las mujeres sí podían elegir marido, pero solo si la familia no era de clase alta y lo consentía. Por tanto, no había libertad de decisión total, pero es agradable saber que en la Edad Media se tenían en cuenta nuestras opiniones (con algunos matices, pero al menos nos escuchaban alguna vez).

   En conclusión, la idea que tenemos de la mujer de la Edad Media no es del todo fiel a la realidad. Es cierto que no gozaban de las mismas libertades y derechos que tenemos ahora, pero al menos se tenían en cuenta sus voluntades y preferencias (aunque no fuera en demasiadas ocasiones). Realmente esto me resulta esperanzador, porque, aunque yo no haya vivido en esa época y sufrido esas condiciones de vida, me frustra y me entristece mucho pensar que hubo (y aún hoy hay) personas que tuvieron que aguantar desprecios  simplemente por el hecho de ser quienes eran.