jueves, 11 de abril de 2019

 Una visita singular


¿Qué hace Sylvia Plath con Harry Potter y Pippi Calzaslargas? En nuestro centro cualquier cosa es posible. Hoy pasaron por algunos grupos de la ESO reivindicando su lugar. 

La historia de Sylvia Plath está marcada por el amor, el desengaño y el suicidio. La poeta estadounidense tuvo que lidiar con una época en la que no encajaba, los maravillosos años 50, los años en que la mujer es educada para ser una feliz esposa y madre de familia. Ella quiere casarse, sí, pero también publicar y ser reconocida. Invierte en su matrimonio tanto que dedica parte de su tiempo a limpiar, fregar, cocinar y enviar a revistas los poemas de su marido, Ted Hughes. Teme que si no lo hace ella, lo hará otra. Por eso se siente doblemente traicionada cuando conoce los escarceos de su esposo. En realidad, es una víctima más de una sociedad que condena a la mujer a someterse, a renunciar a la búsqueda de su propia identidad y a convertirse en el espejo del ego masculino. “¿Seré una secretaria, un ama de casa, secretamente celosa de la capacidad de mi marido de crecer intelectual y profesionalmente ? ¿Ahogaré mis embarazosos deseos y aspiraciones, rehusaré enfrentarme a mí misma y me volveré loca o neurótica?”

Harry Potter y Pippi vinieron a defender a sus autoras, dos grandes mujeres. J.K.Rowling luchó por sus sueños hasta alcanzar la publicación de su obra, rechazada nada menos que por doce editoriales. Su perseverancia, loable en unos momentos difíciles de su vida, tuvo su recompensa. En cuanto a Pippi, es difícil desgajar autora y personaje. Astrid Lindgren levantó desde muy jovencita la bandera del feminismo. La novela salió publicada en 1945 en Suecia y el personaje levantó ampollas. En muchos países no fue admitida la publicación. Aquí en España también fue prohibida durante el franquismo. Consideraban que la jovencita tenía un temperamento anarquista y muy feminista. Sin lugar a dudas no respondía al estereotipo de la mujer del momento. Ella era independiende, valiente y, a veces, incluso, impertinente. Su actitud era considerada poco femenina y no podía permitirse que aspirase a lo que estaba designado para el hombre.