Wilheim, uno de los magníficos hermanos Grimm
por Pablo y Sergio
“Verdezuela era la niña más hermosa que viera el sol. Cuando cumplió los doce años, la hechicera la encerró en una torre que se alzaba en medio de un bosque y no tenía puertas ni escaleras; únicamente en lo alto había una diminuta ventana. Cuando la bruja quería entrar, colocábase al pie y gritaba:
"¡Verdezuela, Verdezuela,
Suéltame tu cabellera!"
Verdezuela tenía un cabello magnífico y larguísimo, fino como hebras de oro. Cuando oía la voz de la hechicera se soltaba las trenzas, las envolvía en torno a un gancho de la ventana y las dejaba colgantes: y como tenían veinte varas de longitud, la bruja trepaba por ellas."
Wilhelm Grimm y su hermano Jacob han sido los propietarios de la infancia de muchos niños durante varias décadas. ¿Quién no ha leído en algún momento de su vida antes de ir a dormir cuentos como Blancanieves, Cenicienta, La bella durmiente entre muchos otros? Todos estos cuentos nacieron de manos de los hermanos Grimm en 1857, hace ya más de 150 años y siguen siendo para muchos los mejores cuentos de hadas que existen. Pero, como toda historia, ésta también tiene su comienzo y empezó el 4 de enero de 1785 y el 24 de Febrero de 1786 en Berlín.
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Wilhelm, el menor de los hermanos, fue un lingüista, literato y mitólogo alemán que comenzó trabajando en cargos administrativos y en bibliotecas en Kassel desde donde partió a la Universidad de Gotinga junto a su hermano desempeñando labores de bibliotecario. Años después, volvieron a Berlín por razones políticas donde fueron profesores de la Universidad hasta que se acabó su viaje por la vida. Algunas de las obras más conocidas y escritas por Wilhelm fueron Antiguas canciones de gestas danesas (1811) La canción de Roldán (1838) y El antiguo idioma alemán (1851).
Ya junto a su hermano publicaron, como hemos dicho anteriormente, Cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Algunos de los cuentos más famosos que incorporaba este libro fueron Caperucita Roja, La bella durmiente, Hänsel y Gretel, o Pulgarcito, entre otros. En 1859 el cuento de la vida de Wilhelm Grimm se quedó sin páginas para escribir a los 73 años de edad y cuatro años después lo hizo su hermano a los 78 años.
A medida que avanza el tiempo, los cuentos antiguos también lo hacen. ¿Está realmente bien cambiar el origen de los cuentos..., es decir, remasterizarlos? Nos explicamos. Por ejemplo, un disco de música remasterizado frente al original, ¿es realmente la calidad de su sonido lo que lo define? ¿La versión moderna es una mejora real del contenido? ¿Aporta mayor público? En nuestra opinión, estos cambios no son buenos, ya que se pierde la esencia de lo clásico de los libros, de la música..., y llegará un momento en el que la gente dejará de lado las versiones originales y solo atenderá a las modernas (remasterizadas) y, finalmente, serán las que vayan a perdurar.
Entonces, si no cuidamos las versiones clásicas. ¿Qué será de ellas? ¿Quedarán en el olvido? No, ya que, aunque la mayoría de las personas solo sigan lo “moderno” porque tiene mejor renderización y mejor calidad, habrá algunas que guardarán estos clásicos como verdaderas joyas para que en un futuro podamos contar con ellos.
Como conclusión, creemos que claro que se pueden ver las versiones más modernas, pero sin dejar atrás la versión original y la esencia de las obras.