Clara Campoamor, guerrera del siglo XX
por Silvia y Lucía
“Estoy tan alejada del fascismo como del comunismo. Soy liberal.”
Clara Campoamor nació el 12 de febrero de 1888, en un barrio antes llamado Maravillas de Madrid, actualmente Malasaña. Clara, de familia sencilla y humilde (su padre era contable y su madre, modista), poseía un pensamiento liberal y progresista. A la edad de 13 años se vio obligada a comenzar a trabajar ayudando a su madre en la costura por la prematura muerte de su padre. En 1909 inició su trabajo en el cuerpo auxiliar de Telégrafos, ya que las mujeres sólo podían aspirar a puestos de este tipo. Más tarde, en 1914, ejerció como profesora de taquigrafía y mecanografía para personas adultas en Madrid y también trabajó como secretaria en el diario La tribuna. Campoamor obtuvo su licenciatura en Derecho en 1924 y al año siguiente, en 1925, principió sus actividades políticas.
Llegó así la Clara Campoamor que dejó pisada en la historia, luchadora incansable por la igualdad de los derechos. Tras el golpe de estado del general Franco en 1936, se exilió a Francia, Buenos Aires y Suiza, lugar en el que vivió hasta 1972 cuando un cáncer provocó su muerte.
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“El feminismo es una protesta valerosa de todo un sexo contra la positiva disminución de su personalidad.”
Campoamor comenzó a manifestar sus ideas feministas en diferentes asociaciones, a la vez que cursaba sus estudios de Derecho. Más tarde, comenzaría a dar conferencias explayando sus pensamientos. Destacó como oradora en la Asociación Feminista Universitaria y también en la Academia de Jurisprudencia, donde destinaba sus palabras hacia la defensa de la igualdad de los derechos de las mujeres. A esta lucha se unió el concepto de “libertad política” de las hembras, que aún no había sido alcanzado por aquel entonces.
Clara Campoamor reunía una ideología política basada en lo “republicano, laico, liberal y democrático”. Con la llegada de la Segunda República, fue escogida como diputada en el Partido Radical. En su vida llegó a estar en la Comisión Constitucional, en donde batalló por hacer realidad sus objetivos: suprimir la discriminación por causa de sexo, el divorcio y, sobre todo, el sufragio universal. Esto último fue, sin duda, lo más arduo a alcanzar y, por ello, lo último que consiguió, en 1931. En 1934 dejó el Partido Radical y trató de aliarse a Izquierda Republicana, lo que le fue denegado. Quizás fue eso lo que le llevó a escribir su obra Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, donde plasmó sus luchas parlamentarias.
En nuestra opinión, la figura de Campoamor es una de las más emblemáticas con lo que a la lucha y valentía por obtener un mundo más igualitario se refiere. Es distinguida como una de las mujeres más importantes de la historia de nuestro país del siglo XX, precisamente por el claro ejemplo de osadía, de sacrificio y de confianza y fe en sus ideales y convicciones. Dicen que nadie muere hasta que deja de ser recordado y por ello Campoamor, icono de la crónica feminista, siempre estará presente de una forma u otra en el día a día. Es a ella a quien le debemos tanto, aun no siendo del todo conscientes de lo que logró hacer con la palabra en aquella época en la que la figura de la mujer estaba excesivamente limitada. Por la defensa por el derecho al voto de la mujer y la igualdad entre ambos géneros, por el enfrentamiento a todo lo que supusieran obstáculos a sus sueños, por hablar en nombre de tantas féminas restringidas a lo que como mujer les había tocado, por dejar para la posteridad un importante cambio en referencia a la igualdad de derechos de hombres y mujeres, por toda su obra beneficiosa en nuestro favor, por todo ello seguirá siendo rememorada. En gran parte, gracias a ella muchas mujeres empezaron a gozar de “cosas” que antes sólo eran alcanzadas por el hombre.
En 2011 Radio Televisión Española emitió una miniserie “Clara Campoamor. La mujer olvidada”, en la que refleja la lucha de la española por sus ideales así como pensamientos de la época: